Todo comenzó con el recuerdo de mandar una felicitación de cumpleaños a Oliver, salpicada con toda serie de halagos y deseos concurrentes de sus abuelos de España.
Oliver, desde que su mami le había adelantado la primicia de aquella felicitación, el niño mostraba su inquietud según transcurrían los días próximo al día del cumple, porque aquella felicitación, ya estuviera en sus manos al instante.
Cuando su padre regresaba a casa, y ojeaba la correspondencia recibida, le preguntaba al instante si alguna carta a su nombre tenia. Oliver, no tienes nada. El niño insistía al padre que, una felicitación le mandaban de España, y el padre le respondía que llegaría el día indicado, día de su cumple. No te preocupes Oliver que tendrás esa felicitación, ya lo veras.
Así las cosas, todos los de la familia se mostraban preocupados y deseosos de que se cumpliera el designio de que Oliver tuviera la felicitación del día de su cumple.
Alex, hermano de Oliver, por supuesto que también estaba impregnado del mensaje de la felicitación del hermano, y sonreía en el corralito donde el pasa sus días
lunes, 17 de noviembre de 2008
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EL RIO QUE NOS LLEVA
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